El bruxismo es un hábito involuntario que provoca que las personas aprieten y contraigan la mandíbula fuertemente, haciendo rechinar los dientes sin ningún objetivo funcional.
Y aunque no lo creas el bruxismo, es una de las anomalías orofaciales más comunes.
Fuertes dolores de cabeza y de oídos; insomnio, tensión en la mandíbula, disminución en la apertura bucal, nudos en las cervicales, y la lista continúa.
Seguramente si sufres de bruxismo, sabes muy bien de lo que estamos hablando.
Afortunadamente la toxina botulínica, mejor conocida como bótox, ha sido incorporada por numerosas clínicas como un tratamiento que puede complementarse a las “férulas de descarga” o “placas para el bruxismo” cuando estas no consiguen aliviar de todo los síntomas.
Cada vez son más los pacientes que solicitan el tratamiento de bótox para el bruxismo, ya que las inyecciones consiguen la relajación del músculo masetero, presentándose como una alternativa muy conveniente.